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El papel de la retroalimentación y las expectativas en la evaluación

  • Natalia Fernández
  • 2 dic 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 16 dic 2019

La evaluación es un instrumento muy potente para la mejora del aprendizaje y del desarrollo de una persona, tanto en la etapa educativa como profesional, si bien entendida como un proceso continuo de retroalimentación constructiva realizada periódicamente, de forma que permita reconducir aquello que requiere alguna mejora. Pero ¿quién nos enseña como docentes a realizar evaluaciones y proporcionar feedback?

Para mí hay tres factores que todavía están en proceso de implantación en el contexto de la evaluación, además de la formación que podrían recibir los docentes para la utilización de esta herramienta:

- La gestión de las expectativas y el feedback constructivo. Todavía queda recorrido para alcanzar una etapa donde el feedback “constructivo” fluya con normalidad en las organizaciones. Además, seguimos sintiendo miedo y frustración cuando recibimos un feedback por dos motivos: por un lado, no siempre se recibe un feedback constructivo y, en estos casos, se corre el riesgo de influir negativamente sobre una persona; y por otro lado, las expectativas que sobre nosotros mismos tenemos puede no coincidir con nuestro desempeño real.

- La evaluación inversa. En la actualidad, y hasta donde yo conozco, las evaluaciones inversas no se hacen de forma continuada, se espera al final de un periodo concreto, sin valorarse además cómo se proporciona este feedback, es decir, si es efectivamente constructivo. Debido a su carácter anónimo, sin que se puedan exponer, describir y debatir adecuadamente las fortalezas y las áreas de mejora de forma personal, la convierten en una herramienta fría en la que no se produce interrelación, con todos los riesgos que esto conlleva. La implantación de esta herramienta de forma continua en los centros educativos permitiría a los docentes obtener información valiosa para su aprendizaje, mediante, por ejemplo, la organización de grupos de trabajo como alternativa a la evaluación inversa tradicional: fría, anónima y electrónica.

- La incorporación de la defensa de las situaciones de acoso en los centros educativos como factor positivo de evaluación y de motivación para el alumnado. Partiendo de mi completa ignorancia sobre este tema, podría ser valioso incluir como hito de evaluación la defensa y detección de los casos de acoso escolar por parte del alumnado dentro de la competencia “competencias sociales y cívicas” de la LOMCE, convirtiéndola en herramienta de motivación para denunciar posibles situaciones de bullying.

Aquí os dejo mis reflexiones, ¿qué opináis vosotros?

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